El arte de cultivar belleza sostenible

El arte de cultivar belleza sostenible

Floresiendom es el resultado de una visión valiente que desafía las convenciones de la floricultura tradicional, apostando por un cultivo sostenible que respeta los ritmos de la naturaleza.

En Tegueste, Tenerife, Natalia Molina ha creado mucho más que una granja floral, ha sembrado un sueño que combina la fortaleza de un proyecto arraigado a la tierra, con la más delicada sensibilidad por la belleza natural.

Licenciada en derecho pero con raíces profundamente ancladas en la tradición familiar del cultivo de rosas, Natalia ha sabido transformar esta herencia en un proyecto innovador que redefine nuestra relación con las flores. Su filosofía va más allá del cultivo. Es una invitación a redescubrir la belleza en su estado más auténtico, sin artificios ni modificaciones.

En esta entrevista concedida a Ecolocal, Natalia nos abre las puertas de su mundo, donde cada flor cuenta una historia de resistencia y delicadeza, de compromiso y creatividad. Sus palabras fluyen con una naturalidad que nos recuerda la importancia de valorar lo local, lo estacional, lo imperfectamente perfecto.

¿Cómo es un día entre flores en Floresiendom? Cuéntanos tu rutina en la granja floral.

Nuestro día varía según la temporada, la estación y el día de la semana. En un día entre semana habitual, lo primero que hago es llegar a la granja-taller y tomarme un café mientras observo cómo están las flores y el cultivo.

Si tengo encargos y es día de cosecha, me dedico a recolectar las flores que hayan florecido en ese momento, junto con algunas plantas medicinales. Las coloco en agua para que se hidraten y aprovecho ese tiempo para gestionar mensajes y coordinar las entregas – verificar direcciones, horarios y detalles especiales si son sorpresas.

Después me dedico a limpiar y preparar las flores para las creaciones del día. También visito a otros floricultores de la zona, ya que me apoyo en cultivos de cercanía para complementar mi producción, y así puedo ver qué tienen en flor y qué es de temporada para mis creaciones.

Una vez tengo todo el material, preparo los ramos y los entrego personalmente o con ayuda, según el caso. Algunas personas prefieren recogerlos directamente en la granja. Al final del día, me dedico a organizar las tareas del día siguiente: plantar si es necesario, si me han llegado plantas y otras labores que requiera el cultivo.

Hay quien piensa que las flores son solo decorativas. ¿Qué papel juegan realmente en el ecosistema y qué debería saber la gente sobre su importancia en la biodiversidad?

Las flores son fundamentales para la polinización, facilitando la reproducción de numerosas especies de plantas. En el cultivo, atraen a diversos polinizadores como mariposas, abejas y otros insectos beneficiosos. Como estructura reproductiva de la planta, su misión principal es generar semillas para asegurar la supervivencia de la especie. Además, son una importante fuente de alimento para muchos animales e insectos.

Se dice que cada flor cuenta una historia. ¿Qué secretos esconden que la gente no imagina y qué has aprendido de ellas en estos años?

Los secretos de las flores están ahí, disponibles para cualquier persona que se detenga a escucharlas. Lo que he observado es la dificultad que tenemos como sociedad para aceptar su belleza natural. Existen muchos parámetros sociales sobre cómo debería ser una flor: su altura, sus colores… Incluso hay prácticas que no comparto, como teñir las flores para conseguir colores específicos o utilizar técnicas para hacerlas ‘más bonitas’ según los estándares humanos.

Veo nuestra dificultad como seres humanos para aceptar y apreciar la belleza natural que nos ofrecen tal cual es, que es realmente maravillosa. Cada flor tiene su propia historia: su procedencia, cómo ha sido cultivada, el viaje desde su origen hasta su destino. Todo ese recorrido tiene un impacto que se refleja en su movimiento, su aroma y su morfología.

El cambio climático está modificando los ciclos naturales. ¿Cómo afecta esto a tus flores de cultivo local y qué estrategias sostenibles estás implementando?

Aunque llevo relativamente poco tiempo cultivando flores, en estos cinco años he notado cambios significativos. Los inviernos son cada vez más cortos, y he tenido que adaptarme a una mayor incertidumbre climática. La planificación se ha vuelto más desafiante: a veces las floraciones se adelantan por el calor o no hay suficiente frío para ciertos cultivos.

Cada año y cada temporada es diferente a la anterior, lo que requiere estar constantemente atenta. Sin embargo, esto también ha estimulado mi creatividad, llevándome a explorar nuevos recursos que antes no había considerado. Me ha impulsado a fortalecer redes con otros floricultores que cultivan en diferentes altitudes y a mantenerme en continua formación.

¿Cómo «vive» la agroecología Floresiendom? Cuéntanos cómo aplicas este enfoque en el cultivo de flores y qué beneficios aporta al entorno.

La agroecología es una parte esencial de nuestra empresa y nuestro cultivo. Trabajamos bajo un principio donde todas las especies coexisten en pro de la vida. Fomentamos la diversidad en nuestros cultivos, evitando el monocultivo, por lo que siempre tenemos diferentes variedades de flores que coexisten con árboles frutales según la temporada. Nuestro enfoque se basa en respetar los ciclos naturales y aprovechar los recursos disponibles localmente, como el estiércol de animales de la zona.

Además, vivimos la agroecología poniéndola al servicio de las personas. Una parte fundamental de nuestra misión empresarial va más allá de ofrecer ramos y creaciones florales. Buscamos sensibilizar sobre el impacto del cultivo industrializado de flores, en contraste con nuestro modelo sostenible. Queremos que nuestra clientela tome conciencia sobre la importancia de saber dónde y cómo se han cultivado las flores que compran.

Nos comprometemos con preservar y respetar los ritmos naturales, fomentando el uso de flores de temporada de nuestra zona. Es importante visibilizar que podemos adaptarnos y alinearnos con las flores que se cultivan en nuestro entorno. A menudo vemos flores muy bonitas sin considerar el largo viaje que han tenido que hacer para llegar hasta aquí, cuando podríamos apreciar la belleza que ya existe en nuestras islas.

Tus flores crean momentos únicos en eventos y bodas. ¿Qué hace especial a una decoración floral orgánica y de temporada frente a las flores convencionales?

Ante todo, en nuestras decoraciones florales se respira mucha sensibilidad. Me gusta empezar conectando con las personas que van a celebrar el evento, ya sean bodas u otras celebraciones, para entender su visión. Las personas que nos eligen suelen tener una sensibilidad especial hacia el mundo natural y están abiertas a nuestras propuestas, entendiendo nuestra filosofía de trabajar con las flores y verdes disponibles en cada momento. Cuando hay esta confianza y apertura, ocurre la magia y siempre superamos las expectativas.

Lo que hace especial nuestro trabajo es que cosechamos las flores exclusivamente para cada evento, el día anterior o el mismo día. Esto permite que se respire un aroma más intenso, como si estuvieras en medio de un campo. Nuestras creaciones evocan esa libertad y movimiento que existe en la naturaleza, y tratamos de trasladar esa esencia a cada decoración.

Además de usar flores de nuestra granja o de cultivos cercanos, nos diferenciamos por los materiales que empleamos. Apostamos por técnicas de floristería respetuosas con el medio ambiente. Cuando me adentré en el mundo de la flor cortada, me impactó no solo el uso de productos nocivos en el cultivo convencional, sino también la considerable huella ambiental de la floristería tradicional. Por eso, optamos siempre que es posible por materiales biodegradables.

Otro aspecto que me preocupa especialmente es el destino de las flores tras los eventos. Me entristece que en muchas ocasiones acaben en la basura, desperdiciando todo el tiempo, agua y recursos invertidos en su cultivo y creación. En Floresiendom promovemos que al finalizar el evento, los asistentes puedan llevarse las flores para seguir disfrutándolas. Cuando esto no es posible, me encargo personalmente de recogerlas y darles un nuevo uso.

Lo que realmente hace única nuestra propuesta es la apertura a trabajar con lo que la naturaleza nos ofrece en cada momento, aceptando y celebrando la temporalidad de las flores.

La suscripción floral es una iniciativa innovadora. ¿Cómo surgió esta idea y qué relación creas con tu clientela a través de ella?

Como amante de las flores, había muchas variedades que solo conocía por imágenes y que me decidí a cultivar cuando comencé con la empresa. Pensé que habría otras personas que también querrían conocer estas variedades especiales, y así surgió el sistema de suscripción, para que pudieran disfrutarlas durante todo el año junto conmigo.

Con este servicio, en lugar de que las personas viajen a un lugar específico, son las flores las que viajan a ellas. Cosecho las variedades más especiales de cada temporada para llevarlas a sus hogares. Incluimos también plantas medicinales y verdes, adaptándonos a cada estación, por ejemplo, en otoño e invierno hay más variedad de verdes y flores que secan bien. Esta iniciativa nos permite asegurar que parte de nuestro cultivo tiene un canal directo hacia personas que confían en nuestro proyecto.

La suscripción también nace como un recordatorio de que la belleza es una forma de nutrición. Así como nos alimentamos de fruta, verdura y pan todos los días, la belleza también nos nutre a otro nivel como seres humanos. Las flores están aquí para recordarnos que hemos venido a disfrutar, que merecemos deleitarnos con aquello que nos gusta y que está disponible en cada momento.

No se trata solo de reservar las flores para ocasiones especiales como cumpleaños, aniversarios o días señalados. Todos los días son motivo de celebración y de conexión con la belleza. Es significativo que la mayoría de nuestras suscriptoras se auto-regalan flores, convirtiéndolo en un acto de amor propio, una forma de facilitarse y permitirse aquello que les gusta, abriéndose al merecimiento de ese cuidado.

La relación que creamos con nuestra clientela es muy especial. Yo hablo de ‘familia floral’ porque son personas que llevan años con nosotras, creando un vínculo de familiaridad y confianza. Siempre estoy buscando flores nuevas para sorprenderles y que puedan disfrutarlas. He descubierto que las flores tienen el poder de cambiar la dinámica de un espacio, pueden transformar el día de una persona que esté atravesando un duelo, aportando luz y color. Tienen ese efecto mágico de cambiar los estados de ánimo.

Como mujer emprendedora en el sector agrícola, ¿qué retos has encontrado y superado en el camino?

El mayor reto ha sido confiar en mi intuición sobre cómo quería cultivar las flores y comunicar mi visión. Aunque mi padre y mi abuelo cultivaban rosas, mi entrada formal al medio rural comenzó hace cinco años con la empresa. Venía de un background muy diferente, soy licenciada en derecho y había trabajado en áreas que nada tenían que ver con el mundo rural, así que tuve que empezar prácticamente de cero.

Me he tenido que adaptar a un entorno mayoritariamente masculinizado, aprendiendo nuevos códigos de comunicación para lograr un mejor entendimiento. Además, he tenido que familiarizarme con la incertidumbre. Si emprender ya es de por sí incierto, y requiere confiar en que lo que estás haciendo tiene valor para la sociedad, el emprendimiento rural añade un factor adicional de incertidumbre debido al clima. Por ejemplo, ahora mismo estamos con calima en pleno diciembre, con mucho viento, lo que afecta directamente a nuestro cultivo.

Como dice mi padre, en este sector no siempre dos más dos son cuatro. Hay muchas variables que no dependen de mí, y adaptarme a esa realidad ha sido particularmente desafiante viniendo de un mundo tan estructurado como el del derecho. Es un proceso de aprendizaje continuo en el que seguimos trabajando.

Tras participar en el VIII foro de Agroecología y Biodiversidad, ¿qué iniciativas te ilusionan especialmente para el futuro de la floricultura orgánica en Canarias?

Me ilusiona enormemente el foro de agroecología y biodiversidad, especialmente la oportunidad de unirnos y caminar en una misma dirección. Conocer a empresarios y empresarias de todas las islas que comparten este horizonte ha sido muy enriquecedor, y salí del encuentro con mucha energía y motivación.

Este tipo de encuentros confirma que no estamos solos y que vamos por buen camino. Se están haciendo cosas preciosas en las islas, y en el mundo de la floricultura también estamos avanzando en esta dirección. Estoy convencida de que en la medida en que continuemos sensibilizando, más personas se animarán a transitar hacia esta mirada y apostar por un cultivo más respetuoso.

Si las flores pudieran hablar, ¿qué mensaje crees que compartirían sobre la importancia de cultivar belleza de manera sostenible?

Vinculo mucho las flores con las personas, con el ser humano en general. Se trata de aprender a apreciar la belleza de lo natural tal como es, aceptar lo que es. Las flores, como las personas, quieren llegar a quienes las aprecien y valoren por cómo son, no por lo que deberían ser, no por tener una determinada altura, no por ser de cierto color, no por tener que ajustarse a una forma específica para encajar en una creación.

Creo que el ser humano debe adaptarse al medio natural y a lo que este ofrece, encontrando la belleza en lo que hay, no al revés. Nos hemos acostumbrado a situarnos en el centro, esperando que todo cambie para satisfacer nuestras necesidades, nuestra mirada o nuestros deseos, en lugar de cuestionarnos este enfoque. Cuando amas algo o a alguien por cómo es, ese ser se siente más cómodo, en este caso, las flores comparten todas sus virtudes contigo: sus aromas, sus movimientos orgánicos, su esplendor.

Cada flor, como cada persona, es única y florece a su manera. Hay una unicidad, una originalidad en cada una de ellas. En el jardín de la humanidad, cada una aporta su propia belleza a ese tapiz floral.

Es importante mencionar que existe un movimiento creciente de floricultura orgánica. No estamos solos en este camino. Está Rosy en Gran Canaria con el Jardín de Irene, y hay muchos proyectos en la península que he conocido en unas jornadas en San Sebastián, donde compartimos experiencias con floricultores y floristas de toda España que están sensibilizados con esta forma de cultivo. Estamos caminando hacia esa dirección, y es hermoso ver cómo se florece en pro de la vida y de la belleza natural.